¿Cuántas veces no tenemos tiempo para parar y amar, y recibir el amor que nos es dado?
Tal vez cuando despertemos pueda ser demasiado tarde... ¡Pero aún hay tiempo!
Mucha gente va a entrar y salir de tu vida, pero solamente verdaderos amigos dejarán marcas en tu corazón! Para asegurarte tu futuro, usa la cabeza y tu sentido común; para asegurar los amigos, usa el corazón.
El odio es una daga que daña a quién la usa. Aquél que pierde un amigo, pierde mucho más. Aquél que pierde la fe, pierde todo.
La belleza es un accidente de la naturaleza. Llegar a viejo sabiamente es una obra de arte.... Demuéstrale a tus amigos cuánto te importan.
Esta historia es conmovedora…
Dos hermanitos estaban en frente de la casa, jugando metras cuando Julio, el niño más pequeño, dice a su hermano Ricardo:
- Querido hermano, ¡te amo mucho y nunca me quisiera separar de ti!
Ricardo, sin dar mucha importancia a lo que Julio dice, le pregunta:
- ¿Qué te pasa a ti? ¿por qué hablas de esa cosa de amar? ¿Quieres callarte y continuar jugando?
Y los dos continuaron jugando la tarde entera hasta anochecer.
A la noche, el señor Javier, padre de los dos niños, llegó del trabajo. Estaba exhausto y de muy mal humor, ya que no había conseguido cerrar un negocio importante... Al entrar, Javier miró a Julio, que le sonrió y le dijo:
- Hola Papi, ¡te amo mucho y no quiero separarme nunca de ti!
Javier, sin salir de su mal humor y stress, dice:
- Julio: estoy exhausto y nervioso, por favor, ¡no me vengas con tontadas!
Con las palabras ásperas del padre, Julio quedó triste y fue a llorar a su cuarto. Doña Juana, madre de los niños, sintiendo la falta del hijo fue a buscarlo por toda la casa, hasta que lo encontró en el rincón del cuarto con los ojitos llenos de lágrimas.
Doña Juana, espantada, comenzó a secar las lágrimas del hijo. Y le pregunto:
- ¿Qué pasa Julio? ¿Por qué lloras?
Julio miro hacia su madre, con una expresión triste y le dijo:
- Mamita, te amo mucho ¡y no quiero nunca separarme de ti!
Dona Juana sonrió a su hijo, y le dijo:
- Mi amado hijo, ¡estaremos siempre juntos!
Julio sonrió, dio un beso a su mamá y fue a acostarse.
En el cuarto del matrimonio, ambos se preparaban para acostarse, Doña Juana pregunta a su marido Javier:
- Javier, Julio está muy extraño hoy, ¿no te parece?
Javier, muy estresado con el trabajo, dice a su esposa:
- Ese muchacho solo quiere llamar la atención... ¡Acuéstate y duerme mujer! ¡no pienses en eso...!!
A las 2 de la mañana, Julio se levanta y va al cuarto de su hermano Ricardo y se queda observándolo dormir... Ricardo, incomodado con la claridad, despierta y le grita a Julio:
- ¡¿Estás loco?!, ¡apaga esa luz y déjame dormir!
Julio, en silencio, obedeció a su hermano, apagó la luz y se dirigió al cuarto de sus padres...
Una vez allí, encendió la luz y se quedo observando a su padre y a su madre dormir. El señor Javier despertó y preguntó a su hijo:
- ¿Qué sucede Julio?
Julio, en silencio, solo balanceó la cabeza en señal negativa, respondiendo al padre que nada ocurría, entonces el señor Javier, irritado, preguntó a Julio:
- Entonces, ¿qué quieres?
Julio continuó en silencio. Javier, ya muy irritado, gritó a Julio:
- Entonces, ¡ve a dormir de inmediato!
Julio apagó la luz del cuarto, se dirigió a su habitación y se acostó. A la mañana siguiente todos se levantaron temprano. El señor Javier iría a trabajar, doña Juana llevaría los pequeños a la escuela, a Ricardo y a Julio... Pero Julio no se levantó. Entonces, el señor Javier, que ya estaba muy molesto con Julio, entró bufando al cuarto del niño y gritó:
- ¡¡Levántate vagabundo!!!
Julio ni se movió.
Entonces, Javier avanzó hacia el niño y tiró con fuerza el cobertor del pequeño con un brazo recto y levantado, listo para darle un golpe, cuando percibe que Julio estaba con los ojos cerrados, y que estaba pálido. Javier, asustado, colocó la mano sobre el rostro de Julio y pudo notar que su hijo estaba helado. Desesperado, Javier gritó, llamando a su esposa y a su hijo Ricardo, esperando lo peor. Julio estaba muerto y sin motivo aparente. Doña Juana, desesperada, abrazó a su hijo muerto, y conseguía apenas respirar, de tanto llorar. Ricardo, desconsolado, tomó firme la mano del hermano y solo tenía fuerzas para llorar también.
Javier, con desesperación, sollozando y con los ojos llenos de lágrimas, percibió que había un papelito doblado en las pequeñas manos de Julio. Javier, entonces, tomó el pequeño pedazo de papel y vio que había algo escrito con la letra de Julio.
-“La otra noche Dios vino a hablar conmigo a través de un sueño. Me dijo, que a pesar de amar a mi familia y que ella me amaba, tendríamos que separarnos. Yo no quería eso, pero Dios me explicó que seria necesario. No se lo que va a pasar, pero tengo mucho miedo. Me gustaría que quedara claro una cosa:
- Ricardo, no te avergüences de amar a tu hermano.
- Mamá, eres la mejor mamá del mundo.
- Y tú, papá, el señor que de tanto trabajar se olvidó de vivir.
- ¡¡¡¡Yo los amo a todos ustedes!!!!